El País incidía en la idea de que si el gobierno lograba controlar la represión policial y avanzaba en la consecución de las libertades de Euskadi, ETA no podría continuar legítimamente con el terrorismo.
Durante la Transición, los nacionalistas vascos tenían una serie de aspiraciones políticas en las que reclamaban un alto grado de autogobierno. Los etarras utilizaron la violencia terrorista para obtener sus propósitos independentistas. La democracia tuvo que enfrentarse a este reto desde sus primeros pasos.
El País creía que ETA ponía en peligro el régimen democrático que se intentaba implementar en la Transición.
La cuestión vasca constituyó un grave problema para la democratización de España. El deseo de autogobierno del nacionalismo euscaldún fue un escollo en la necesaria reestructuración política y territorial del estado español. El terrorismo de ETA, cuyo carácter militarista se había afianzado progresivamente con el paso de los años, se convirtió en la Transición en un problema social que creó inseguridad y angustia en el incierto avance hacia la democracia.
El periódico El País era consciente de que el problema vasco estaba presente en los primeros pasos de la Transición, y aseveraba que se debía solucionar con prontitud para favorecer la democratización de España. En un editorial de 1977, el medio de comunicación redactó: “El problema más enconado y peligroso que ha heredado la monarquía está localizado en el País Vasco. Un problema que en estas fechas está produciendo un oleaje de acontecimientos que sacude a Euskadi y conmueve una y otra vez a la opinión pública de España”.
Durante la Transición, El País no apoyaba las acciones de ETA y consideraba a sus miembros como asesinos.
El País creía que la inestabilidad que generaba el problema vasco ponía en peligro el régimen democrático, pues España se encontraba en una etapa de transición hacia la democracia. El diario no justificaba las acciones de ETA, y consideraba a sus miembros como «amigos de la sangre». El medio de comunicación señalaba que la banda terrorista materializaba sus acciones violentas y gestaba el terror como consecuencia de la falta de libertades y de la represión vasca que el gobierno de Adolfo Suárez estaba ejerciendo contra ellos.
Los integrantes de ETA eran miembros de una organización que luchaba por la libertad del pueblo vasco.
Para el periódico, ETA practicaba una violencia opresora y coincidía ideológicamente con las facciones nacionalistas, interesadas en que no llegase a buen puerto la pacificación del País Vasco. El medio de comunicación argumentaba que para pacificar Euskadi había que acabar con la actitud represora del gobierno respecto a la identidad vasca, legalizar la bandera y ejercer una amnistía a los presos.
El País incidía en la idea de que si el gobierno lograba controlar la represión policial y avanzaba en la consecución de las libertades de Euskadi, ETA no podría continuar legítimamente con el terrorismo. El periódico en ningún caso justificó la actitud de la banda terrorista, pero creía que el último responsable de su existencia era la política moderada del gobierno, al limitar la consecución de las libertades en el País Vasco.
La publicación criticaba que las fuerzas del orden se extralimitaran de sus funciones durante las manifestaciones populares acaecidas en el País Vasco.
El País indicó en un editorial del cuatro de octubre de 1976 que existía una coincidencia entre las fechas de los atentados terroristas con las celebraciones de diversos acontecimientos políticos decisivos para el avance de la democracia. «Cuando se votaba en las Cortes la reforma del Código Penal para dar entrada a todos los partidos en la política del país, la noticia del asesinato del jefe local del Movimiento de Basauri bloqueó la votación», manifestaba el diario. De este modo, el medio dejaba entrever que ETA no quería que se instituyera una estabilidad democrática en España.
La publicación también criticaba que las fuerzas del orden se extralimitaran de sus funciones durante las manifestaciones populares acaecidas en el País Vasco, en donde los manifestantes reclamaban una amnistía para los presos. En el editorial del ocho de octubre de 1976, el medio reprochó a la Guardia Civil por asesinar a tiros al manifestante Jesús María Zabala, y manifestaba su condena ante “esta muerte inútil e infamante para la convivencia nacional”.
Los integrantes de ETA eran miembros de una organización que luchaba por la libertad del pueblo vasco de un modo más comprometido que los demás. Este hecho los llevaba a efectuar unos atentados que ellos mismos definían con el apelativo de inevitables. Por lo tanto, todo aquel que no colaborara en su lucha violenta era culpable y se convertía en un traidor y en un enemigo del pueblo vasco.
Ante la actividad violenta de la banda terrorista, El País no apoyaba las acciones de ETA y consideraba a sus miembros como asesinos. El medio creía que, tras la muerte de Franco, el estado ya no ejercía una opresión contundente y severa sobre Euskadi.
Bibliografía:
– Redacción. (1977, 01). Para la paz en el País Vasco. El País. Obtenido 12 2015, de http://elpais.com/diario/1977/01/02/opinion/221007606_850215.html
– Ceberio, Jesús. (1976,10). ETA reivinca el atentado. El País. Obtenido 12 2015, de http://elpais.com/diario/1976/10/05/espana/213318030_850215.html
– Hernández Nieto, Macario. (2011). El antifranquismo ante el fenómeno ETA en la prensa española de los años setenta. (Tesis doctoral inédita). Departamento de Historia Contemporánea de la Facultad de Geografía e Historia de la UNED.
– Arbaiza Villalonga,M. (2000). La cuestión vasca: una mirada desde la historia (ed., Vol.01,pp.113). Universidad del País Vasco, Bilbao.