


Los gobernantes se desentienden del pasado cuando les interesa y lo recuperan cuando pretenden efectuar una función persuasiva en su discurso, llegando incluso a tener a historiadores en nómina para que refrenden sus argumentaciones históricas y legitimen su gobierno.
La etapa isabelina nunca se había caracterizado como caciquil, acunando la Restauración esa denominación. Los años isabelinos siempre se habían distinguido por ser un periodo militarista por la gran cantidad de pronunciamientos acaecidos a lo largo de esta época. De esta forma, he decidido investigar si lo ocurrido en la Restauración era o no una prosecución de lo ya vivido en la etapa isabelina.
ETA, para imponer sus pretensiones políticas, necesitaba la comprensión y exculpación de la sociedad y el apoyo activo de grupos que actuaran en la legalidad democrática. Por su parte, El País condenó la represión policial, secundó la legalización de los símbolos culturales vascos y defendió la amnistía de los presos políticos, pero nunca preconizó el terrorismo etarra.